El presidente Andrés Manuel López Obrador ha incumplido en varios aspectos, especialmente en su lucha contra la corrupción, destacando la falta de resultados de sus funcionarios. | Jorge Ramos
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha engañado en muchos aspectos. Tampoco debe sentirse ofendido o un mentiroso más avezado que sus antecesores o políticos del pasado. En su más reciente libro Gracias ha dicho que la política no la hacen santos y tiene razón. Pero lo que sí es cierto es que hay tres aspectos en los que mintió o queda a deber de manera ostensible, aunque hay muchos más: la corrupción, la pobreza, la inseguridad.
En particular, haber cubierto durante un año sus actividades de agosto de 2005 a septiembre de 2006 me llamaba la atención su idea de combate a la corrupción: barrer las escaleras de arriba para abajo; que si él era honesto, eso permearía en toda la administración; que si se recuperaban 500 mil millones de pesos que se “iban por el caño de la corrupción” se resolverían muchos problemas, que “me canso ganso” que se acabaría la corrupción (La corrupción | La Silla Rota)… ese era, básicamente su discurso. Nada que opacara a estadistas de talla mundial, pero con la diferencia de que él llegaba a donde quería llegar: al corazón de millones de personas que siempre se han sentido fuera del esquema del poder.
Prestidigitador, López Obrador colocó en la Secretaría de la Función Pública a Irma Eréndira Sandoval, una académica de la UNAM que había construido una trayectoria más o menos respetable en cuanto al análisis de la corrupción desde la academia. Fue un desastre. No logró nada. Pensó que los ultras que la aupaban la hacían casi presidenciable. Se compró camionetas blindadas, contra la idea (errónea, considero) de López Obrador. Salió por la puerta de atrás y desapareció del escenario político (SFP: “mucho ruido y pocas nueces” en el combate a la corrupción
Luego, López Obrador puso a alguien que venía del pasado: Roberto Salcedo, un tipo duro y al que para espantarlo hace falta más que ponerle un fusil en la espalda. Y si no que le pregunten al Subcomandante Marcos, ambos conocen la historia, pero eso es otra historia. En realidad, Roberto Salcedo se ha convertido en el mejor parapeto de López Obrador (Gobierno de AMLO: cuatro veces más opaco que el de Peña Nieto | La Silla Rota): le ha echado tierra a todo lo que le pueda significar un problema para López Obrador. No en balde viene de ese pasado neoliberal, trabajó en el gobierno de Carlos Salinas (Corrupción en la era AMLO | La Silla Rota).
Roberto Salcedo no es un tipo gris. Es materia gris que se desenvuelve mejor en las penumbras, es su elemento. Su trabajo, que no podía hacer una efervescente Irma Eréndira Sandoval con ínfulas de pasar a la historia como zar anticorrupción, ha sido impecable: tapar todas las cañerías que pudieran apestar la salida del héroe que dice al público Gracias… antes de tiempo. De nada, como diría el buen Ricardo Raphael.
Ha sido una vergüenza que Rosario Robles, a quien apresó López Obrador con engañifas le haya derrotado (Rosario Robles: el revés a la lucha anticorrupción de AMLO | La Silla Rota). ¿No les dará vergüenza, de veras? Y no es que Robles sea un ángel, López Obrador no cree que ellos hagan la política, pero tenerla tras las rejas inventándole documentación falsa es para dar pena.
Videos de cercanos a López Obrador recopilando dinero en efectivo, cash, en sobres; o haciendo filas en bancos para depositar varias veces para simular; contratos de hijos del presidente de México; contratos a personajes que antes le vendían barbacoa; obras a sobre precio o con gastos extraños y multimillonarios lo mismo en el AIFA que en el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas… un desastre. Todo documentado y de lo que AMLO se hace de la vista gorda, contra su discurso de años.
Por eso me llama la atención un gasto de Roberto Salcedo.
“La Secretaría de la Función Pública (SFP) para afrontar los retos que le impone el nuevo Sistema Nacional Anticorrupción, requiere de recursos para la construcción de un inmueble que le permita implementar el Sistema Integral de Inspección y Verificación de Calidad de las Obras Públicas y optimizar sus funciones para verificar la calidad de las obras públicas y los servicios relacionados contratados con recursos federales, sistema de calidad con el que actualmente no cuenta.
“La Unidad de Auditoría Contrataciones Públicas (UACP), dependiente de la SFP, tiene la atribución de ordenar y realizar en forma directa o a través de especialistas externos, auditorías, visitas de inspección y verificaciones de calidad a las obras públicas y servicios relacionados con las mismas.
“En el caso de las verificaciones de calidad a las obras públicas y los servicios relacionados, son un conjunto de actividades que permiten comprobar que los conceptos de obra cumplen las especificaciones del proyecto; ratificar o no la aceptación, rechazo o corrección de cada uno de ellos. Estas actividades consisten en comparar los resultados obtenidos por el laboratorio de control de calidad del contratista o de la dependencia o entidad, contra los obtenidos por el laboratorio de calidad de materiales de construcción de la SFP a través de mediciones, muestreos y pruebas de los materiales, para determinar su veracidad y determinar oportunamente las acciones correctivas a emprender, para garantizar la calidad de los trabajos.
“La problemática radica en la insuficiente infraestructura e instalaciones para que el personal técnico realice de manera adecuada los ensayes de los especímenes obtenidos de cada acto de verificación de calidad y de los obtenidos por los auditores de los actos de fiscalización de las auditorías y visitas de supervisión, el espacio dentro de las unidades móviles es limitado al contener el equipo, herramienta y muestras que se ensayan, y el procesamiento de la información en la mayoría de las veces se realiza en la cabida de dichas unidades o se colocan mesas a un costado de las unidades para poder trabajar, considerado que el clima nos lo permita, en dicho espacio también se realiza el almacenamiento de los residuos generados de los ensayes ya que nos han llamado la atención de que no se puede quedar afuera de los camiones ya que no es una área autorizada para trabajar y que al no contar con otro lugar se tienen que realizar los ensayos mencionados”.
Una disculpa por la larga cita. Para esa patraña, Roberto Salcedo se quiere gastar 47 millones de pesos. Gracias, citando a su líder.
Punto y aparte. ¿Qué hará Lorenzo Córdova con el capital político que está acumulando?
Punto final. A una semana de que inicien las campañas siento mucho nerviosismo en la parte oficial. Operando por todos lados como si fueran a la cola en las encuestas. Todas.